sábado, 19 de marzo de 2011

Senderismo y la Procesionaria

A pesar de la mañana soleada en este día del padre, me he animado a hacer una corta, pero interesante ruta por el Majal Blanco, dominada por pinos carrasco y piñonero.

El camino nos conduce a la rambla Cueva del Buitre, la cual surca gran parte del Majal Blanco en dirección Sur-Norte. La pista forestal continúa por una zona de cultivo de cítricos abandonada. Una vez cruzada la carretera, tomamos la pista forestal que nos aproxima a las ruinas de la Casa de la Perdiz.

Merece la pena hacer una parada, desde aquí se descubre una bonita vista del Barranco Blanco. Contemplar esta zona abarrancada puede producir diferentes sensaciones, pero seguro que no nos dejará indiferentes.

El nombre de "Barranco Blanco" se debe al color gris claro de la roca que lo constituye: las margas, rocas de permeabilidad muy baja, lo que favorece la generación de escorrentía tras la lluvia y el arrastre de sedimentos a lo largo del barranco.

Nos encontramos con un paisaje formado por distintos ambientes: el denso pinar, las terrazas de olivos, los cultivos abandonados y los pinares de escasa densidad.

El camino se adentra en la Cañada de las Oliveras que es el lecho del barranco. Luego el camino avanza en dirección sur por la margen izquierda del Barranco Blanco. En este tramo se pueden percibir de cerca las distintas manifestaciones de la erosión hídrica y cómo esta va actuando sobre el paisaje.
Pasamos de nuevo a zona de umbría, la vegetación presenta la mayor densidad. La senda nos conduce al nacimiento del Barranco Blanco, lugar donde el agua emerge durante todo el año, acumulándose en una pequeña charca que aprovechan las aves como bebedero.


Lo más llamativo de esta ruta, han sido las continuas procesiones, parecía que ya había llegado la Semana Santa.
La Procesionaria del pino es la plaga más importante de los pinares mediterraneos, su nombre evidentemente se debe a que se desplazan en grupo, en fila, como si fuera una procesión.
Produce importantes daños a los pinos, a lo largo de toda la ruta, desgraciadamente he podido ver las acículas de los pinos secas, producidas por las orugas al roer las hojas, en lugar de comerlas enteras, Bolsones de seda en las copas de los pinos, la mayoría a punto de romperse y cantidad de orugas por los pinos y por el suelo.


A lo largo del invierno las orugas se alimentan de las acículas de los pinos, provocando que estas se sequen y se caigan. Esta defoliación no produce la muerte de los pinos, pero los debilita de tal manera que facilita el ataque posterior de otras plagas, bueno, los pinos pequeños sí los suele secar.
Todo esto sin contar las urticarias y alergias que pueden ocasionar a las personas.
Es una lástima que las autoridades pertinentes den lugar a esta falta de control de la plaga, y que demos lugar a la pérdida de pinos en este entorno natural, y vamos, muy sobrados de "pulmones" cerca de Murcia no vamos.

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