miércoles, 8 de junio de 2011

Vinos del Nuevo Mundo (II)


Siguiendo con mi formación enológica, hace poco termine un nuevo curso, esta vez de Vinos del Nuevo Mundo. Ya hace algo más de un año asistí a una cata sobre estos vinos que poco a poco se van haciendo su sitio en el mercado, así que tocaba aprender un poco sobre ellos.
Generalmente entendemos como Vinos del Viejo Mundo a los que provienen de los países europeos clásicos, básicamente, Francia, Italia, España y Alemania.



La filosofía del Viejo Mundo podría ser: "prácticas que no estén expresamente autorizadas están prohibidas", mientras que en el Nuevo Mundo: "prácticas que no estén expresamente prohibidas y que no vayan contra la salud están admitidas".
En el Viejo Mundo reina un grado de reglamentación y encorsetamiento quizás excesivo en torno al vino, mientras que en el Nuevo Mundo, el sector vitivinícola está mucho menos regulado, no existen límites de producción, ni de rendimientos por hectárea, y se permite el empleo de técnicas de elaboración que son vistas como verdaderos tabús en Europa.
En los vinos del Viejo Mundo tiene mucha importancia el factor terruño. Los vinos europeos están siempre asociados con su comarca de origen como principal factor de tipificación. En el Nuevo Mundo el principal factor de tipificación es la variedad de uva empleada o la marca. Este Nuevo Mundo comprende: Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina y Chile.
Como siempre, al terminar el curso tuvimos una cata excepcional.



Como algo curioso empezamos con un vino blanco japonés, SHIZEN CUVÉE DENIS DUBORDIEU (2007), 18€, con una variedad de uva que sólo se encuentra en Japón, Koshu, pero vamos, no vale nada.

Al ser uno de los paises más activos del Nuevo Mundo, catamos 5 vinos de Australia:


Por un lado un blanco y un tinto de la gama Yellow Tail, Yellow Tail Chardonnay (2009), 7€, y Yellow Tail Shiraz (2009), 6€, que representa la cara más comercial de los vinos australianos baratos, cuya pretensión es añadir ceros a las cifras de botellas producidas. Es el vino más vendido en EEUU. Son vinos baratos, decentemente elaborados y en los que el enólogo emplea toda la tecnología a su alcance para hacer el mejor vino posible al menor coste y en la máxima cantidad posible.
Son vinos muy artificiales para un consumo rápido, han mejorado con respecto al año pasado, pero siguen siendo vinos sencillos, sin pretensiones.






De otra parte, pasando a vinos de calidad, catamos 3 vinos más de este pais: Grosset Polish Hill (2007), 44€, considerado el mejor Riesling que se puede catar fuera de Alemania.
Por otra parte el Stonier Chardonnay Reserve (2007), 32€, vino contundente, para comer. Por último, un tinto, un Shiraz de la mejor zona australiana, Barossa Valley, de los mejores de Australia, Torbreck The Struie (2006), 57€, este es de filosofía tradicional, poco intervencionista. Muy buen vino, con su potencia justa.



De Nueva Zelanda, catamos en blancos Cloudy Bay Sauvignon Blanc (2010), 22€, el Sauvignon Blanc por el que este pais se dio a conocer en el mundo del vino, y posiblemente el vino más famoso de cuantos se producen en Nueva Zelanda.
En tintos, un Pinot Noir, la otra uva de prestigio en Nueva Zelanda, Cloudy Bay Pinot Noir (2008), 27€.






De Sudáfrica, en blancos, De Trafford Chenin Blanc (2008), 24€, uno de los mejores Chenin Blanc que se elaboran en ese pais, procedente de la región de mayor prestigio de Sudáfrica: Stellenbosch. En tintos, evidentemente hay que catar un Pinotage, uva tinta característica de Sudáfrica, sólo se cultiva allí. Kanonkop Pinotage (2003), 28€, muy potente, para acompañar con buenas carnes.




Argentina, en blancos catamos lógicamente un Torrontés, uva blanca característica de Argentina, procedente de viñedos ubicados a más de 1800 metros de altitud. Terrazas de los Andes Torrontés (2008), 11€, muy rústico, demasiado amargor, no me convenció mucho.
En tintos, sin ninguna duda, un Malbec, uva emblemática de la viticultura argentina, procedente de Río Negro, en plena Patagonia, J. Alberto (2006), 34€, elaborado con métodos biodinámicos, levaduras naturales, nulo empleo de sulfuroso, aplicación al viñedo de compuestos totalmente naturales. Vino muy interesante.





De Chile, un tinto, un vino biodinámico, con un celoso respeto a los procesos de la naturaleza, Antiyal (2005), 40€, ensamblaje de Carmenere (uva que sólo existe en Chile), con Cabernet Sauvignon y Sirah. Quizás demasiado potente, aunque ideal para acompañar carnes potentes.








De Estados Unidos catamos un solo vino, elaborado mayoritariamente con la uva tinta más característica de California, como es la Zinfadel. Ridge California Geyserville (2005), 40€, vino muy interesante, de los que piensan que el vino se hace en el viñedo, poco intervencionismo, utiliza técnicas bastante tradicionales.



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