martes, 24 de marzo de 2015

La Defensa: Orgullo y Disciplina

Leyendo artículos de entrenadores americanos universitarios, algunos ya de leyenda, me ha llamado la atención algúnas observaciones de los años 60, que fácilmente se pueden decir ahora mismo, 50 años después, hay quien dirá que esto del baloncesto ha evolucionado lo suyo, eso está claro, pero hay verdades que no caducan.

Ed Jucker, fue entrenador de la Universidad de Cincinnati, campeón nacional años 1961 y 1962, y entre su filosofía figuraba que:



 LOS PARTIDOS SE GANAN EN EL TERRENO DE ENTRENAMIENTO

Los equipos que ganan entrenan más duramente que los que pierden, y entrenan para mejorar, no para pasar una tarde divertida en el pabellón.
Cada sesión de entrenamiento debe estar bien organizada, y cada ejercicio debe tener un propósito definido relacionado con tu ataque o defensa.
A los jugadores que están demasiado cansados para dar el 100% de su esfuerzo en los entrenamientos debe permitírseles permanecer en el banco el día del partido. Los llamados "jugadores estrellas" que hacen el vago durante los entrenamientos, necesitan un entrenador nuevo.
Los grandes jugadores son los que más trabajan, los que entrenan siempre como si estuvieran en lo más recio de un partido, con el tanteo empatado y quedando 4 segundos, los que son los últimos en dejar el terreno de entrenamiento.

LA SIMPLICIDAD ES LA IDEA FUNDAMENTAL

Demasiados entrenadores jóvenes gastan un exceso de horas inventando ofensivas muy complicadas y defensas extravagantes en vez de concentrarse en los elementos simples que conducen al éxito.
Cuantos menos pases necesites para llevar el balón a una buena posición de tiro, mejor. El baloncesto fundamental es como un juego de ajedrez. Ambas partes saben los movimientos que pueden hacer las fuerzas contrarias, pero la parte que es más rápida en reaccionar contrarestará los movimientos de la oposición.
El baloncesto no es una competición de supermanes, sino que es, simplemente, un juego realizado por cinco jugadores trabajando juntos como un equipo.




LA ACTITUD DEFENSIVA

Parece haber declinado el arte en la defensa en todos los deportes, mientras los entrenadores se concentran en conseguir más puntos con mayor número de métodos de lo que nunca se hizo antes. El aumento del énfasis en encestar puede ser atribuido, en parte, a la demanda de los espectadores de resultados más y más altos. Esta demanda ha creado unas mentes ofensivas, un culto semihistérico de adoradores de los puntos. Se añade el hecho de que la defensa es más difícil de enseñar y más difícil de aprender que el ataque, y resulta fácil comprender por qué los jugadores y entrenadores descuidan el lado defensivo del baloncesto.
Una de las tareas más difíciles es convencer a nuestros jugadores de que el secreto de la victoria en baloncesto reposa en la defensa. Un jugador que entiende la importancia de su juego defensivo individual, se convierte en un jugador de baloncesto completo. Menos de esto, no es suficiente.

Cualquier persona capaz de pasear por el campo de baloncesto puede hacer una buena defensa. Los ingredientes necesarios que consiguen esta actitud son ORGULLO y DISCIPLINA.

Para ser un defensor efectivo, un individuo debe tener orgullo de trabajo. Debe estar convencido de que su habilidad para contener a su hombre, para presionarle a cometer errores y para acosarle hasta llevarle a un punto de desesperación, contribuye fuertemente al esfuerzo total del equipo.
La gran defensa se pasa mucho por alto o se ignora en los titulares de los periódicos. Los espectadores no aprecian la habilidad del juego defensivo sobresaliente.

La disciplina requerida para cada individuo, es ese elemento misterioso que los escritores deportivos llaman aplomo. Es la habilidad para hacer el trabajo de la manera en que lo aprendiste, sin importar la tensión o las presiones del juego. Un defensor disciplinado nunca toma el camino fácil, lucha por la posición, mantiene la vista en su hombre, nunca relaja la presión.

Lo primero que se requiere en la defensa de equipo, es que los cinco jugadores se den cuenta de que ninguno puede aflojar la presión sobre el contrario sin debilitar el esfuerzo de todo el equipo.

La cadena es sólo tan fuerte como su eslabón más débil.

La defensa requiere que cada jugador dé el cien por cien de su esfuerzo defensivo cada segundo que los contrarios tengan el balón.

Una vez insistí en que la defensa es el 80% del juego. He visto muchos equipos que tenían un buen ataque derrotados a causa de "un mal día". Todo equipo se enfrenta a una mala racha alguna vez durante la temporada, y cuando esto sucede, una buena defensa es el único factor de salvación. Un equipo con tal defensa no tendrá pánico, sino que sabrá que puede permanecer en el juego.

Una gran parte del éxito conseguido por nuestro ataque, se debe a la excelente defensa a la que nos enfrentamos en los entrenamientos.

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